Más de 23.000 personas han recibido comida del Banco de Alimentos en cuatro años. La Memoria del último ejercicio recoge una caída de aportaciones y beneficiarios.
Más de 23.000 personas, entre ellas 1.252 menores, recibieron comida del Banco de Alimentos en los cuatro últimos años, según recoge la Memoria de la institución, que registra una caída de aportaciones y beneficiarios en el ejercicio de 2021. En ese cuatrienio se recogieron 7,2 millones de kilos de alimentos y se adquirieron otros 830.000 con las donaciones en dinero. En el último año se redujo el número de personas que han recibido alimentos, un descenso mediatizado por las elevadas incorporaciones del ejercicio anterior, marcado por la devastación económica de la pandemia. En 2021 se recogieron algo más de dos millones de kilos de alimentos, con huevos y lácteos y bebidas no alcohólicas a la cabeza. Las aportaciones dinerarias bajaron hasta 568.084 euros desde los 717.304 recibidos en 2020.
La Gran Recogida, icono de la sensibilización social del Banco de Alimentos, registró en 2021 aportaciones por 236.785 euros frente a los 385.354 del año anterior, un resultado marcado por la imposibilidad de recolectar alimentos físicos en los supermercados ante las restricciones de seguridad por la Covid 19. El sentimiento expresado por numerosos donantes en cuanto a la posibilidad de la vuelta a la entrega de alimentos físicos en las tiendas, es favorablemente recibido por este Banco de Alimentos. A pesar del mayor esfuerzo que exige en cuanto a personal voluntario y despliegue logístico, esta iniciativa se trasladará a los órganos ejecutivos de FESBAL para su aprobación y ejecución en la Gran Recogida de 2022.
Entre los objetivos para este año recogidos en la Memoria destaca, además, la extensión del programa destinado a los menores, en torno a doscientos, con la inclusión de pañales y leche infantil. Así mismo se pretende mejorar la aportación de proteínas, con carne de pollo, e incluir en la dieta los frutos secos.
El presidente del Banco de Alimentos de Álava, Daniel Fernández, resalta en la Memoria que “como intermediario entre la generosidad de muchos y la necesidad de demasiados, el BAA ha realizado un notable esfuerzo para afrontar su labor sometida a un nuevo escenario de restricciones y carencias”. “Se ha procurado -añade- una atención más personalizada, incluyendo a las personas sin techo, se han adoptado nuevas fórmulas de trabajo de acuerdo a la situación sanitaria, buscando nuevas vías para acceder a los recursos alimentarios y económicos, se ha reforzado la preparación de las bolsas de alimentos vigilando especialmente la calidad de los productos, tanto secos como frescos… todo ello con el propósito de prestar un mejor servicio a quienes sufren la radical injusticia del hambre”.
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