Inicia con la Asociación de Vecinos de Abetxuko un recorrido por distintos colectivos para extender la ayuda a personas necesitadas que no la reciben
El interés del Banco de Alimentos de Álava por extender la atención a lo que se denomina pobreza oculta ha llevado a los responsables del departamento de Recursos a contactar con diferentes asociaciones para tratar de desvelar casos de personas que necesitan ayuda y no la reclaman por razones que van desde el simple desconocimiento del sistema hasta el recelo a ser consideradas beneficiarias del mismo. Los contactos sirven también para dar a conocer la actividad del Banco y captar eventuales voluntarios para futuras campañas de recogida en supermercados.
La primera reunión ha tenido lugar con miembros de la Asociación de Vecinos de Abetxuko y ha permitido localizar en un breve periodo de tiempo a varias familias que no recibían ayuda y que, sin embargo, reúnen las condiciones para hacerlo. Paralelamente, los contactos han derivado en el ofrecimiento de asociados para poder participar en su momento como voluntarios en las campañas del Banco. La intención de la institución es continuar este trabajo de aproximación con otras asociaciones de vecinos y colectivos similares.
Su propia invisibilidad determina que los pobres vergonzantes no figuren en ninguna estadística fiable y que las asociaciones que luchan contra el hambre tengan dificultades para localizarles y atenderles. ¿Cómo descubrir a quien no quiere ser encontrado? Familiares y vecinos son el primer círculo de confianza que podría dar la alerta, pero a veces la cercanía empuja precisamente a asumir sin más que es un problema personal y no de la sociedad. Los trabajadores sociales constituyen un filtro imprescindible por su capacidad de focalización, pero hay otros colectivos que también pueden ayudar y es en ese ámbito asociativo en el que se mueve la nueva campaña del Banco de Alimentos.
Los buenos resultados en el inicio de los contactos propician el llamamiento del Banco a entidades y particulares para tratar de llegar al mayor número de necesitados. “Tener hambre no es vergonzoso para quien la padece”, se subraya en esta institución. “Debería causar vergüenza a la sociedad que lo permite. Recibir ayuda cuando se necesita no puede provocar vergüenza. Es vergonzoso que la sociedad no proporcione auxilio. Que no haya ningún pobre en el mundo puede ser un sueño, pero que ningún pobre se quede fuera del abrigo social por vergüenza es un objetivo irrenunciable.”