El Banco de Alimentos no cierra en verano porque las necesidades no desaparecen con el calendario
El eslogan ‘Abierto por obras’ lanzado en junio de 2000 por la Fundación Catedral Santa María para impulsar un novedoso sistema de visitas a los trabajos en el templo se convirtió inmediatamente en un referente que ha calado en otros proyectos que participan de la visión del patrimonio cultural como motor de cohesión social y desarrollo económico. La expresión, más allá del exitoso impacto que encierra toda contradicción por aparente que sea, explicita una filosofía de trabajo en la que se fusionan el esfuerzo de unos y el ocio de otros. En los próximos días y semanas se abre para miles de alaveses el paréntesis de las vacaciones y el Banco de Alimentos puede tomar prestado el eslogan de la catedral y adaptarlo a la realidad social en la que también actúa como motor de cohesión. En los próximos meses el BAA permanecerá abierto por vacaciones.
La pobreza no deja la ciudad cuando el calor aprieta y las terrazas o las piscinas se llenan
Julio y agosto son los meses por excelencia del éxodo vacacional, aunque en ocasiones sea exclusivamente mental. El escritor norteamericano Robert Orben dice que “las vacaciones consisten en no tener nada que hacer y disponer de todo el día para hacerlo”, una definición en línea con su vena humorística pero que olvida que para algunas personas no tener nada que hacer y disponer de todo el día para hacerlo es el reflejo infernal del paro y la pobreza. Las vacaciones son para la mayoría tiempo de descanso, de olvidarse de las preocupaciones del día a día, de meter en el cajón la rutina. Pero para otros ciudadanos agosto es igual de odioso que febrero, sus carencias las mismas, su desesperanza parecida. El hambre no coge vacaciones.
El Banco de Alimentos no entiende de paréntesis en su labor social. Las bolsas de comida se repartirán con el mismo ritmo en las próximas semanas que con el que han sido entregadas en los últimos días. La pobreza no deja la ciudad cuando el calor aprieta. El BAA no puede librar porque quienes necesitan su auxilio no lo hacen. Es más, el merecido ocio de unos intensifica seguramente la sensación de desgraciado desamparo de otros, de esos que a veces parecen arrastrar una vida prestada sin más horizonte que ver salir el sol al día siguiente. Quizás coincide más con esa realidad el pensamiento de Cicerón que el de Orben cuando apunta que “el mayor descanso es estar libre de culpa”. Las vacaciones pueden convertirse desde esa premisa del filósofo romano en un buen momento para reforzar la conciencia social y para apuntalar la justicia. El descanso es un derecho de todos, pero comer constituye una necesidad previa e ineludible. El calendario no tapa las vergüenzas.
Julio y agosto abarrotan los lugares de ocio y descanso con quienes se van de vacaciones y septiembre llena las consultas de los psicólogos con los que padecen el síndrome postvacacional. Algunos no corren riesgo de sufrirlo, simplemente porque no pueden disfrutar de la primera parte de la ecuación. Para ellos, para que julio y agosto no sean peores que mayo o junio, el Banco de Alimentos de Álava seguirá abierto por vacaciones.